miércoles, 5 de abril de 2017

Un paseo por Playa Ancha #Valparaíso


El tercer día tomamos una micro hasta el barrio más grande y poblado de Valparaíso: Playa Ancha. Atravesamos la ciudad desde el cerro Placeres, pasando por Barón, el Almendral y el barrio Puerto hasta llegar a Caleta El Membrillo.



Caleta El Membrillo

Caleta El Membrillo

Nos bajamos de la micro y dimos una vuelta dentro de la caleta. En el sector de estacionamiento, donde antes reventaban las olas del mar, un grupo de pescadores preparaban las redes junto a un bote. El día estaba nublado. El exceso de cemento y la escasez de pescados han cambiado el ritmo de vida en la caleta.

Avenida Altamirano

Avenida Altamirano

Avenida Altamirano

Continuamos nuestra ruta por avenida Altamirano, zigzagueando a paso lento por el camino que bordea los roqueríos, mientras gaviotas y pelícanos volaban sobre nuestras cabezas. Maite y mi madre iban felices tomando fotografías. Así anduvimos unos veinte minutos hasta que llegamos a playa Las Torpederas. Ahí hicimos un descanso y Maite tuvo la oportunidad de bañarse en el mar.

Avenida Gran Bretaña, Playa Ancha

Avenida Gran Bretaña, Playa Ancha

Emporio Santo Domingo

Tomamos un helado York, esos que se fabrican en Playa Ancha y comenzamos a ascender por la pendiente del cerro. Pasamos a un costado de la Universidad de Playa Ancha (mi lugar de trabajo) y llegamos hasta avenida Gran Bretaña. Continuamos a paso lento disfrutando del paisaje y de la arquitectura del sector, construido a principios del siglo XX.

Luego de unos quince minutos de caminata llegamos hasta la plaza Waddington y nos detuvimos en el Emporio Santo Domingo, un agradable restaurante de barrio con comida sabrosa y a buen precio. Mi menú favorito ahí es la sopa de verduras con lasaña de salmón.

Luego de almorzar continuamos zigzagueando por las curvas de Avenida Gran Bretaña hasta una escalera que nos condujo hasta el pasaje General Alzerrega. Doblamos a la derecha, pasamos fuera del Almacén Naval, uno de los pocos emporios tradicionales que van quedando en Valparaíso, y luego doblamos hacia la derecha nuevamente, llegando a uno de mis lugares favoritos del barrio: El Café República Independiente de Playa Ancha. Me recibieron como en casa. Les presenté a mi mamá, pedimos un cortado y Maite pidió unos wafles con un jugo de frutilla.

Valparaíso

Cerro Artillería

Ascensor Artillería

Regresamos a la calle y bajamos por Artillería, bordeamos el Museo Naval y llegamos al Paseo 21 de Mayo. Caminamos entre los puestos de artesanía, vimos la actividad portuaria desde lo alto y bajamos por el ascensor Artillería. De regreso en el Plan, tomamos la micro 510 y partimos hacia la casa.

Fue un agradable día de paseo entre la costanera, la playa, antiguas casonas y tiendas de barrio. Playa Ancha contiene una gran riqueza humana y cultural, esperemos que su eventual desarrollo turístico sea de forma armónica con el entorno, sin expulsar a los vecinos y respetando el ritmo de vida de la comunidad. Para que esto sea realidad no basta la buena voluntad de los vecinos, también se requiere mayor presencia de las autoridades locales, especialmente de la municipalidad.

Así finalizamos nuestros tres días de paseo por Valparaíso, una ciudad mágica para dejarse llevar por sus calles y pasajes, disfrutar de sus increíbles perspectivas y de medios de transporte como ascensores y trolebuses que la vuelven única a nivel mundial.

En estos paseos vimos lo bello de esta urbe, pero también identificamos los desafíos que enfrenta para  que conserve su riqueza arquitectónica y social. Valparaíso necesita con urgencia un plan regulador que controle la expansión inmobiliaria y comercial buscando un equilibrio entre el desarrollo y la vida de los barrios. También requiere un mejor sistema de seguridad para proteger a sus visitantes. Y, fundamentalmente, que las autoridades de turno piensen el bienestar de toda la comunidad y no solo en oportunidades de negocios parciales y que poco aportan al desarrollo armónico de la ciudad. En este sentido, proyectos liderados por la Empresa Portuaria de Valparaíso constituyen un serio riesgo para el resguardo de la ciudad como la conocemos: El Terminal 2, el Terminal 3 y el Mall Barón son un claro ejemplo de desarrollo parcial que están a punto de cambiar el rostro de Valparaíso para siempre.  Un buen negocios para unos pocos y una externalidad negativa que deberemos asumir entre todos.

Valparaíso está en riesgo y es nuestra tarea denunciar esta situación en los espacios disponibles para hacerlo. Debemos cuidar la magia de esta ciudad.

Café República Independiente de Playa Ancha

Hernán Castro Dávila
Valparaíso, Chile 
 5 de abril de 2017

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