jueves, 11 de diciembre de 2014

Angkor Wat


Siete de la mañana. Afuera de nuestro hotel nos espera la van para iniciar uno de los paseos más esperados del viaje: Visitar los templos de Angkor Wat. Acordamos los itinerarios con el conductor y partimos. Lonely Planet recomienda de tres días a una semana para recorrer los templos. Por tiempo y dinero nosotros iríamos a los principales íconos del complejo en sólo un día.


Angkor Thom
Circulando por Angkor Thom
En medio de la selva, entre lagos artificiales y enormes superficies de terreno plano, se alzaban las estructuras de piedra levantadas por el Imperio Jemer entre el 802 y 1432. Por pequeñas calles de asfalto avanzamos observando el paisaje y compartiendo ruta con peatones, bicicletas, motos y tuk tuks en su versión camboyana.
Angkor Thom
Los guardianes de Angkor Thom
Nuestra primera parada fue en el Angkor Thom, una enorme ciudad amurallada y rodeada por fosos de agua, donde alguna vez hubo cocodrilos. Para ingresar a este complejo atravesamos un puente flanqueado por guerreros jemeres, quienes tiraban de un "pasamanos".
Angkor Thom
Elefantes en las paredes de Angkor Thom

Al final del puente, una puerta con el rostro de Avalokiteshvara sonriente nos daba la bienvenida. Una vez dentro bordeamos la terraza de los elefantes, una larga plataforma de piedra con las figuras de estos paquidermos y sus respectivas trompas. Nos asomamos al templo Baphuva, llegamos hasta la entrada rodeando un pequeño lago y luego continuamos hacia uno de los puntos más elevados y bellos del lugar: El Bayon.
Vista general del Bayon
Vista general del Bayon
La historia del Imperio Jemer en los muros del Bayon
La historia del Imperio Jemer en los muros del Bayon
Bayon
Bayon
A medida que avanzábamos veíamos como este enorme edificio crecía ante nosotros y desde la altura nos observaban varios rostros de piedra. Una vez dentro, nos reconfortanos revisando las bellas figuras de bailarinas e imágenes de la vida cotidiana que adornaban las paredes de acceso. Tras subir unos peldaños de piedra, nos vimos rodeados de rostros gigantes y sonrientes. La sensación era extraña. Por una lado la placidez de la sonrisa; por otro, la mirada omnipresente que vigilaba.

Ta Prohm
Ta Prohm
Ta Prohm
Restos del Ta Prohm
Ta Prohm
Ta Prohm
Nuestra siguiente parada fue el templo budista Mahayana del Ta Prohm. Lo primero que vimos al llegar fue un enorme árbol, cuyas raíces abrazaban la entrada del templo. Flanqueamos el acceso principal y nos encontramos con pasillos parcialmente cubiertos por raíces y muros destruídos por la fuerza de la naturaleza. Lo que antaño fue un templo, hoy era una mezcla de selva y arquitectura religiosa fusionada por el paso del tiempo. Muros confundidos con raíces, rostros de Buda emergiendo entre los brazos de un árbol. Era como estar dentro de una de esas películas o libros de infancia que disfrutaba en Punta Arenas. Pero este no era un parque de entretenciones. Estas ruinas eran reales y eso era maravilloso.

A medida que avanzaba la mañana el calor se volvía más abrazador. El aire acondicionado de la van y el agua embotellada nos permitían recuperar energía.
Angkor Wat
Puente de acceso a Angkor Wat
A eso de las 11 de la mañana llegamos a la grandiosa Angkor Wat. Rodeada por un enorme foso de agua y conectada por un ancho camino de tierra. A lo lejos se levantaban las cúpulas de este templo que se ha transformado en todo un ícono de identificación nacional para los camboyanos (usado desde la bandera hasta la cerveza local) y en un referente arquitectónico a nivel mundial.
Angkor Wat
Angkor Wat
Cuando estábamos a punto de atravesar la lengua de tierra, se nos acercó un sonriente y joven camboyano. Nos saludó en español y se ofreció a ser nuestro guía por unos cuantos dólares. No lo pensamos dos veces. Tener la posibilidad de que nos acompañen en el recorrido de esta enorme construcción y que nos cuenten su historia en español era una oportunidad que no podíamos desperdiciar.

Ahora sí, iniciamos el recorrido de Angkor Wat. Cruzamos la lengua de tierra mientras Alejandro nos contaba la historia de este increíble lugar construido bajo el reindado de Suryasarman II en tributo al dios budista Visnu. 
Angkor Wat
Puertas de acceso a Angkor Wat
Los enormes bloques de piedra sobre los que caminábamos fueron traídos por elefantes desde una cantera a más de cincuenta kilómetros de distancia. Al provenir de la de la tradición hinduista, las puertas de acceso y los diferentes lugares del templo estaban destinados en forma separada para clase social. La puera principal sólo debía abrirse para que ingresara el rey.
Angkor Wat
Visnu
Nosotros ingresamos por un puesto lateral y ahí nos encontramos con una gran estatua del dios Visnu... ¡Vestido como Buda!

Resulta que Suryaraman II fue seguido por su primo Jayarasman VII, devoto seguidor del Jayarasman VII, devoto seguidor del budismo mahayana y artífice de la creación de la ciudad de Angkor Thom. De ahí en adelante el intervalo entre budismo e hinduismo vuelve las cosas más confusas todavía. El declive del imperio jemer, las invasiones de los siemeses y los vietnamitas; la implantación del budismo therevada por parte de los primeros; el colonialismo francés; una tardía declaración de independencia en 1953; la revolución y la posterior masacre de los jemeres rojos -incluyendo la persecución y asesinato de los monjes budistas- tiñe el entorno de Angkor Wat de una historia compleja y dolorosa. Una señal de esto es que la mayoría de las estatuas al interior del templo fueron decapitadas. El dios Visnu, vestido de Buda y sumergido el humo de los inciensos, recuperó su cabeza solo hace algunos años, cuando el gobierno de Vietnam la devolvió para ponerla en su lugar. En las columnas frontales de Angkor aún están marcadas las balas del enfrentamiento entre los jemeres rojos y las tropas de Estados Unidos.

Angkor Wat
Angkor Wat
Dentro del templo visitamos sendos murales tallados donde se relataban leyendas del tiempo del imperio jemer. Los pasillos, los patios y las piscinas destacaban por sus cuidadas terminaciones.
Angkor Wat
Dentro de Angkor Wat
Según Alejandro, Angkor Wat nunca llegó a ser habitado por los hombres, ya que era el hogar de los dioses.

Vaya historia. Visitar este lugar es todo un incentivo para leer más sobre esta hermosa y sufrida parte de la tierra. Hoy los herederos de este reino viven en gran parte de las glorias del pasado, al mismo tiempo que su población es una de las más pobres de Asia, muy lejos de las glorias pasadas que encandilan a turistas y camboyanos por igual.